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VIDA AUTÉNTICA

Actualizado: 23 jul


El precioso don de Vida da oportunidades de sentir, pensar, aprender y ejecutar; mientras se transita en su ruta se va develando novedades, constituye un acertijo cotidiano a resolver: con éxito, atención, pereza o ignorándolo. El tiempo sigue su marcha, aceptamos disfrutamos o sufrimos con sus lecciones que se asumen, por existir. Se tiene concepción dinámica de la vida sin fin y proyectamos su “propiedad” atemporal, activa, triunfante, indiferente o triste. Los años pasan y va menguando la energía, entusiasmo, actividad; se percibe que cada sendero se hace más difícil.

Por vez primera se siente la fragilidad de la cada vida y la finitud del tiempo que se dispone; surge entonces: desazón, inconformidad, soledad y tristeza. Hay interrogantes en todo instante. Pausada y silenciosamente se busca en el yo interior, lo que se consultó muy poco: promesas alentadoras.

Los humanos, en su mayoría asumimos la vida como un paréntesis conocido y agradable de la vida tranquila, se ignora conscientemente que hay también sentimientos deprimentes o dolorosos, que se soporta calladamente Pero no se hace lo que pide el momento porque no hay respuestas, que no se han descubierto aún: para el silencio, falta de salud, amargura o soledades propias.

Esta es una nueva faceta del vivir, alcanza inexorablemente a toda persona. Se espera comprensión, tolerancia personal para encontrar nuestro yo interior, así hallaremos el sendero de la trascendencia del ser con el tesoro de recuerdos gratos, vívidas imágenes y logros. Sólo entonces se alejarán temores y dudas porque la vida interior no tiene ni dolor, sí aislamiento y es particular para cada humano. Descubrir lo maravilloso de la esencia luminosa del vivir, proporciona un mundo cálido, novedoso y único para cada uno en su corazón con auténtico valor, liberada del tiempo y desgaste material. Meditemos, somos poseedores de una vida renovada, esperando ser descubierta.

En la oscuridad de la noche, como luz intermitente trae a la memoria vívidos recuerdos de paseos en la naturaleza y su paisaje, el olor de la tierra húmeda y sus flores; el viento inquieto, juegos con detalles que dan ánimo al revivirlo en el tiempo. El silencio traerá momentos solemnes en los que se alcanzó una meta o un reconocimiento, el cálido abrazo de un hijo, instantes mágicos. La soledad enaltecerá la transición personal a adulto responsable. Son etapas de aprendizaje, experiencias o aspiraciones. El descubrimiento de la naturaleza amiga, la amistad y el afecto.

El dolor, será testimonio concreto de haber vivido realmente en las transiciones existenciales en sus gamas de alegría, éxitos, tristeza o sufrimiento. Es ejemplo científico de la existencia, pedido de introspección personal para el análisis del camino trazado en cada vida. Es la oportunidad de entender que la vida no termina con la muerte y desaparición material. Se perenniza en los recuerdos.


Gitana del Viento

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