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Gitana del Viento

VEJEZ Y SABIDURÍA


El pasar de los años en los seres vivos, deja marcas evidentes en el aspecto físico y anímico de las personas: varía la apariencia visible con aporte de arrugas, palidez, lentitud; se tiene menos habilidades motrices, menor fortaleza y energía para variadas actividades en general. En definitiva, se van perdiendo múltiples aptitudes sobre todo físicas, que se manejaban normalmente en el día a día. El envejecimiento es la pausada variación del cuerpo humano, con el cronométrico transcurrir del Tiempo.

Pero el recorrido vital de un adulto mayor siempre traza una ruta específica en cada vida, ha aquilatado un buen espacio de tiempo con su extenso trajinar que le ha brindado enseñanzas y experiencias únicas e individuales. Fueron guías personales de aprendizaje y lecciones en solitario o compartidas, es una trayectoria gradual en el extenso tiempo recibido, cultivando interiormente en cada uno: la madurez mental y emocional que da el pasar de los años y están presentes, porque son siembras que se mantienen atesoradas en el extenso archivo existencial de la senectud.

La madurez pacientemente asumida individualmente, de forma consciente y cuidada unida a experiencias cotidianas afrontadas y aprendidas, dan Sabiduría. Evidencian el aquilatado tesoro de conocimientos, experiencias y enseñanzas cultivados y conservados en el interior de una larga vida. Son lecciones guardadas individualmente, aceptadas y aplicadas con el transcurrir de los años; no dictadas por docentes, ni proclamadas por instituciones; son enseñanzas prácticas de vida asimiladas cada día, que no tienen ni textos, ni lecciones. Sin embargo, sí hay experiencia y conocimientos que tienen y pueden ser estimulados en conversaciones y preguntas, son útiles métodos conocidos y aplicados en hechos concretos superados personalmente, con prácticas verdaderas que modelaron la existencia del anciano. Siempre, la conciencia humana unida a la experiencia crea sabiduría individual única y se atesora en la vejez.

Yo admiro los árboles en general, especialmente los que tienen muchos años de vida y siguen compartiendo su enseñanza de crecer hacia los cielos, como el humano hacia sus aspiraciones personales. Los árboles soportan de pie: tormentas, lluvias, vientos; erguidos y bellos, afirmando su creciente presencia en el sustento de sus raíces, que se aferran a la tierra en mayor número y profundidad que los mantienen vivos.

Un adulto mayor tiene la esencia y belleza arbórea con su rugosa corteza y la fortaleza de su adaptación, disfrutando día a día cada vida. Tanto unos como otros maduraron paulatinamente, porque fueron aprendiendo y guardando mientras crecían en edad, experiencias y rutinas; que imponen respeto por la sabiduría adquirida en el tiempo. Se debería atender y aprender de ellos, para ser mejores personas honrando la vida, que es efímera, pero asimilando conocimientos y experiencias prácticas, para disfrutar y aplicar todo lo escuchado y admirado en la Sabiduría de la Vejez.

Se debe hacer el propósito de acercarnos sincera y personalmente a los Abuelitos. Con afecto, interés y confianza, transmitiendo la magia de hacerles sentir que su vida no fue en vano sin sentido, porque siempre seremos pupilos permanentes de estos Maestros.


Gitana del Viento

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