TRANQUILIDAD DE VIDA

Al contemplar el hermoso cielo azul que nos acompaña frecuentemente, se admira su diafanidad y belleza transmitiendo calma, confianza y promesas; parece el anhelo celeste y diáfano de un mensaje para el futuro, que, acompañado con el gorjeo de los pájaros y el delicado canto del agua, cultiva con su inmensidad magistralmente en las personas, la tranquilidad de vida y desde luego el optimismo para seguir adelante.

La paz y esperanza que irradia el azul del cielo es el augurio de mejores días para cada uno con la tranquilidad de la existencia, que da fortaleza para dedicar honesta y oportunamente: lo mejor de cada capacidad humana, en el pausado trajinar de cada día. Permite un estado de valía con reflexiones cuidadosas, mantener el ánimo apacible con interrelaciones cordiales y corteses. La inmensidad azulina del firmamento es la siembra interior de la tranquilidad individual de vida; fácil de compartirla entre las personas y familia, difundiendo sinceridad y amor entre humanos; como motivación de superación personal en todos y cada uno de nosotros. Evitando encerrarse en sí mismo y asumiendo la responsabilidad de lo que se debe hacer.

Desarrollando tranquilidad paulatina, silenciosa y pausadamente el calor vital en todos los corazones humanos, con sentimientos que fortalecen la realización pausada, honesta y confiada de cada una de las actividades que se presentan en la rutina cotidiana, así obliga y debe corresponder acertadamente y con gratitud a la inspiración estelar cotidiana. Disfrutando o compartiendo alegría y confianza en las interrelaciones humanas. Sintiéndonos dueños de nuestras emociones para afrontar la adversidad. En el trajinar normal de cada jornada de trabajo y/o estudio, se impone absorber profunda y honestamente la celeste belleza del firmamento, porque es mensajera energética que fortalece siempre el ánimo, brindando tranquilidad y gratitud de vida.

La Cultura se difunde y proporciona además de la superación personal, la certeza, preparación y sosiego para caminar confiadamente y a ciencia cierta, en todas las actividades bien realizadas durante el día que nos pertenece, para dejar la huella propia y no desperdiciar nunca, el regalo de un día más de vida. Si te detienes a admirar diariamente el cielo despejado, la serenidad que esparce en su delicado color; es el símbolo artístico de tu paz interior, tranquilidad vital que se debe archivar para emplearlo persistentemente, en cada trayectoria existencial para poder seguir caminando, en la ruta generosamente ofrecida a el recorrido vital de todos, con la frente en alto.

La Tranquilidad de Vida, concede generosamente armonía y sosiego; disfrutando consciente y verdaderamente del bello regalo de reposo y paz de conciencia; con Vida útil auténtica. Son bondades que deben inundar la trayectoria trascendente, de todas las personas mientras viven. Dejando una huella permanente en el caminar de cada uno y para las generaciones venideras, que deben aprender a sembrar, cuidar y disfrutar de la Tranquilidad de Vida como premio único de cada destino.

Gitana del Viento