Cultivar la tierra es un homenaje de gratitud a nuestro Planeta porque así nos identificamos con la totalidad de la vida, sencilla, sentimental y bella. Cuidar con respeto las múltiples fases de la vitalidad Natural, es el punto de partida hacia la armonía y prolongación existencial. Ya que, cuando en el suelo terrestre límpido no contaminado: la semilla cae y fructifica persistentemente para dar flores y frutos, es una bellísima manifestación palpitante de Vida; una Naturaleza límpida y saludablemente habitable, hace del compromiso humano de cultivo, una obligación impostergable de interrelación vivencial y dinámica de respeto y colaboración, con el entorno de todos.
Al sembrar árboles, se está plantando una lección que hace crecer sueños y aspiraciones de ser mejores, que es como la superación arbórea con su altura, fortaleza y belleza, por medio de fuertes raíces de seguridad y acción. Cultivando frutas, verduras, cereales se está proyectando: salud y responsabilidad de supervivencia humana sana y apta para forjar el potente y activo ser humano ideal destinado, saludable y feliz, triunfador en múltiples acciones y creaciones, que darán alegría y felicidad a cada existencia y a la comunidad.
Toda semilla al caer en el surco apropiado; siempre dará frutos, procuremos cultivar una simiente particularmente especial y profunda, de manera oportuna y sencilla: los sentimientos, amor, bondad y respeto cada día entre las personas; creando en ellas: seguridad, confianza, amistad y efectividad de acciones. Procurando, desde luego, retirar la hierba mala de la inseguridad, angustia y desazón. La semilla de amor y confianza dará coloridos frutos de auto valoración y dedicación en las vidas de cada uno, generando un fuerte apoyo invisible, con certeza vital promisoria en el mañana. Si se logra cultivar la semilla especial y única de consuelo ante el dolor humano, se labrará con fe y cuidado el fruto inalcanzable de ternura, piedad y solidaridad para paliar el sufrimiento, que lleva todo ser humano silenciosamente.
La siembra única, excepcional y de alcance universal, es la simiente sagrada y fecunda de la Educación y el Conocimiento, así se libera: la oscuridad de la ignorancia, el error de ciertas acciones, las tinieblas del engaño y la mentira, la indiferencia o sumisión a lo desconocido. Guiar y educar son fertilizantes naturales y espontáneos del cultivo sentimental exitoso y perdurable de las personas.
Sembrar Cultura requiere: trabajo, espera, tolerancia, paciencia y constancia; normalmente sin reconocimiento ni gratitud. Pero viendo crecer en experiencias y éxitos el glorioso fruto de seres humanos: preparados, útiles, generosos y auto realizados en el recorrido vital, es ciertamente el mejor Fruto de una Siembra. Todo cultivo y cosecha tiene indudablemente un alto acopio de sentimientos, de entereza, comprensión y desde luego trabajo, pero la culminación de la tarea realizada con mente, corazón, confianza y esperanza: es sin lugar a duda:un logro particular muy bello, con un trofeo personal brillante y luminoso, por los frutos que se cosechan y cosecharán en el porvenir promisorio humano. Con merecida satisfacción, orgullo particular y colectivo, de una Siembra Productiva en el Presente.
Gitana del Viento
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