Hay un Valor Humano que permite admitir conscientemente la necesidad de ayuda, dirección y apoyo de otras personas en los múltiples episodios de la vida; es la Docilidad Personal. Este Valor Humano enseña a considerar, atender y escuchar sugerencias e ideas (más de una vez no aceptadas) porque pone su disposición personal para obedecer, dejarse guiar y ejecutar acciones y/o actuaciones apropiadas.
Poseer la docilidad personal, siembra en cada persona la sencillez que requiere: humildad, consideración y, sobre todo: apertura y esmero a las experiencias y conocimientos de otras personas; impulsando con tranquilidad: el respeto, atención, inicio y, valoración de las prácticas y el conocimiento de otros prójimos.
La Sencillez, que es el baluarte de la Docilidad que nos impulsa a poner atención, escuchar ideas y sugerencias, apertura y opción para tomar decisiones apropiadas, serenas y útiles.
No se trata de ser personas dependientes o faltos de carácter; pero si se aspira a aprender y superarse en sus acciones y vida individual auténtica; basados en las útiles experiencias ajenas, normalmente se posee la sensibilidad y oportunidad que se suele aceptar en la guía de alguien tanto en sugerencias, como en rectificaciones y ejecuciones.
La persona dócil suele dejarse moldear pausada y sabiamente, por tener el mérito de identificar a las personas de valía, con experiencia, preparación y habilidades personales. La actitud dócil facilita: consideración, atención, aprendizaje y oído. Aprende y sabe seguir guías, sugerencias y observaciones. Esto fortalece la adaptación a exigencias y parámetros establecidos, ya que aprende a seguir consejos y rectificaciones oportunas; así como aceptar y manejar apropiadamente, las circunstancias que se presentan.
Este proceso natural de comportamiento humano da madurez individual, enalteciendo el respeto entre humanos; dando valor y consideración a todas las personas.
De hecho, permite alcanzar la felicidad aprendiendo a confiar con certeza en las demás vidas, ya que incrementa la amistad y seguridad existencial, que prepara a todo ser humano a valorar positivamente la crítica de un semejante, apreciando la razón ajena, como impulso de superación y logros.
Es importante y meritorio dar claramente valía a la comunidad que nos rodea, porque puede aportar hacia una mejora y ventaja personal o corporativa; aplicando sabiamente la importancia de la crítica ajena, que permite dejarse moldear culta y experiencialmente; sin dudar los resultados. Recordando y aplicando permanentemente la ilustrada docilidad humana para Dejarse ser Moldeado Sabiamente.
Gitana del Viento
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