En la vida diaria es factible detectar el carácter de quienes nos rodean, sus variadas actitudes y aptitudes; entre ellas: la responsabilidad o irresponsabilidad de sus acciones en cuanto a la actitud frente a trabajos y obligaciones o realizaciones, sin valorar las consecuencias. Desde luego el proponerse ser solidario o responsable, es difícil ya que la responsabilidad es una obligación moral e incluso legal, para cumplir con el deber y/o compromiso adquirido.
La responsabilidad incide en la confianza, ya que su ejecución correcta y oportuna demuestra que se entrega: lealtad, realización y fe en las personas conocidas de manera constante y acertada, cumplen con lo que han ofrecido; efectuando a tiempo lo que se han propuesto ejecutar.
Sin embargo: asumir la responsabilidad del encargo; no es tan sencillo, pues representa una obligación auto adquirida que debe realizarse, en el tiempo impuesto y/o establecido, haciéndolo desde luego, de manera perfecta. El ser comprometido en algo o con alguien, destaca la responsabilidad individual, que nace de una idea fundamental: la confianza entregada que destaca el compromiso consigo mismo y con quienes lo requirieron. Al cumplir oportunamente y con calidad, se honra la lealtad y fe de quienes nos conocen y confían sinceramente en nosotros.
El eje fundamental de ser comprometido en algo o con alguien, es el saldo de principios personales: conocimientos, responsabilidad, fe y lealtad de vida. Es el hacer bien y oportunamente lo solicitado: de manera concreta y con compromiso que confirman estos principios; demostrando cumplimiento y excelencia, en el tiempo establecido y bien realizado.
La ejecución seria y oportuna, deja de ser una carga pesada para cada uno al cumplir con lo ofrecido, que le permite vivir con tranquilidad. Ya que la responsabilidad es un auténtico valor humano y de desempeño, que hace crecer interiormente a la persona involucrada, que así se capacita en el convivir pacíficamente tanto en familia, como en sociedad, empezando desde luego como persona, ejemplificando básicamente en el plano familiar y también profesional o amistoso.
La responsabilidad sustenta el ser comprometido y tiene que ser un valor personal profundo y estable, porque gracias a ella: se puede vivir sosegadamente: interiormente y en comunidad, porque tiene tintes existenciales nobles más profundos, con sólidas bases morales que se siembran y crecen en la vida bien guiada, tanto con el ejemplo como en la enseñanza. Entonces: ser comprometidos en algo o con alguien, toma tintes sublimes cuando se cultivan en el plano moral individual y Familiar, que crea una útil norma de vida: saber Ser Comprometidos Responsables en cada ruta existencial. Siempre.
Gitana del Viento
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