La sensibilidad humana se manifiesta al saludar a la vida, con el llanto de recién nacido y nace en cada vida para crecer en el tiempo. Durante el desarrollo y madurez personal, se van acumulando en cada uno lecciones y experiencias: que abren paso al conocimiento de nuestros semejantes, con sentimientos sinceros, compartiendo alegrías y tristezas, es archivo que se guarda y llena el espíritu en cada día. Así se siembra: La Amistad compañía grata que desconoce o disminuye la pena, identifica sueños, aspiraciones o defectos. Son las amistades que se hace con personas cercanas que ofrecen: una tranquilidad de vida, alegría y confianza, demostrando de esta manera el calor de una compañía segura.
La inter relación entre personas en cualquier espacio, tiene un sustento de mutuo conocimiento y apreciación, afectos sinceros, que nos acercan como humanos y producen hechos significativos de paciencia, entendimiento y emprendimientos con futuro.
El amar es un amplio mundo de sensaciones, que convierte al compañero/a en una existencia mutua entre ellos y se atesora en cada vida como en una sola, percibiendo siempre su cercanía con pensamientos parecidos y sueños mancomunados.
Amor: evento de vida que cambia la apreciación de todo lo que nos rodea poniendo calidez, belleza y ensoñación en cada acto de la vida. Con su magia se aprende a valorar cariñosamente a las personas y a la naturaleza, encontrando su vivificante esencia y renovando sensibilidad en el contacto con ella, junto al ser querido.
Amistad, paliativo oportuno para los escollos de cada recorrido existencial, pues tiene sentimientos de hermandad y verdad, que son apoyo hermoso seguro y generoso para nuestra vida. Hay comprensión paciencia y comunicación fluida, que cumple con ser la imagen real de una amistad, dispuesta siempre a acompañar y ayudar a su amigo.
Comprensión y paciencia profundos sentimientos interiores sembrados en el corazón y que más que otros, son un acercamiento espiritual de seres humanos, con el toque maravilloso de transformar la tristeza en una obra de arte, el dolor en una experiencia necesaria, la soledad en un rincón de meditación para el encuentro consigo mismo.
Las personas estamos dotadas de un cofre maravilloso de sentimientos profundos, que más de una ocasión no los descubrimos o definitivamente los ignoramos. De esta manera trazamos así una vida tranquila, pero sin el aliciente impostergable del optimismo y gozo de disfrutar de emociones y afectos que dan una coloración artística a cada existencia individual.
Gitana del Viento
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