Las personas somos seres vivos con facultades de observar, razonar, movernos, cumplir con compromisos y obligaciones, aprender, asumir, ejecutar. Definitivamente se está dotado de muchísimas habilidades. Esto establece un compromiso de vida personal, familiar y de grupo absolutamente responsable, con énfasis sobre todo con el medio ambiente que nos rodea, sustenta y aquel en su pureza que está al alcance de una caminata.
Al sentir y vivir el privilegio de las alturas parameras, se identifica las maravillas de la Naturaleza lejana, impoluta con sus características únicas en cada espacio que se mira. Tiene una vegetación exclusiva repartida en finas pequeñas fuertes y muchísimas pajas de páramo, en gama de colores verdes y amarillentos, permanentemente recibiendo y saludando con pausado movimiento el constante beso del temperamental viento de la altura.
Más aún en el alto páramo de las faldas del blanquísimo y elevado coloso llamado Cotopaxi, cuya cumbre se eleva ambiciosa a alturas que van por encima de las nubes y destaca con hermosura sobre el lienzo rojizo de un amanecer de verano, mientras suave y lentamente aumenta su deslumbrante color con el lento caer de la nieve.
Y en múltiples y fuertes erupciones sin fechas ni medidas, saludó a la tierra con fuerza indescriptible y cubrió la pureza de la tímida y extendida paja, con múltiples rocas y piedras de diversas formas, tamaños y colores, creando un inmenso e inolvidable y decorativo valle con ellas que reposan en sitios fijos artísticamente en el entorno, a diferentes distancias en los pajonales inacabables.
Es evidente: el tiempo sin tiempo de estancia de los adornos pétreos que tienen graficado en su estructura con líquenes detalles de color y diseño, que hacen más hermosas y atractivas a las rocas, muchas de ellas adornadas con esta vegetación especial. Los líquenes son vegetales simbióticos de algas y hongos que se complementan en la supervivencia (el hongo aporta el agua y sales minerales, el alga hace la fotosíntesis) así viven siempre en condiciones ambientales muy adversas. Están sobre las rocas muy adheridas al sustrato, muchas veces penetrándolos y siempre dibujando con arte el pasar de la existencia.
En un recorrido mañanero mirando desde el borde del pajonal, (no se lo debe pisar) descubrimos una redondeada roca de tamaño mediano, que tenía en su superficie como un hermoso dibujo en suaves pinceladas blanquecinas, simulando los pétalos de una bella rosa gigante, que se sostenía con fuerza a la superficie rocosa, dejando en medio el pedúnculo que los sustentaba y un espacio algo oscuro de su corola. Había también rocas grandes decoradas como un mapamundi, todas transmitiendo el mensaje de esfuerzo, colaboración y vida al margen de las dificultades.
Es indescriptible lo artístico de la Naturaleza en formas, tamaños, colores, aromas, que los humanos asociamos con lo conocido. Pero es más profundo el ejemplo de orden, perfección y objetivo de cada una de sus manifestaciones; procurando motivar e interiorizar y hacer comprender la ruta ideal de toda su organización. A través de cada detalle de belleza: transmitir sugerencias de la obligación personal de cuidar, respetar y valorar, atender consciente y responsablemente a la Naturaleza, que tiene un recorrido más lógico y largo de supervivencia, enseñanzas y ejemplos.
Gitana del Viento
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