Vivir es una movilidad sin descanso por calles desconocidas, identificando objetos y novedades siempre desconcertantes con interés y curiosidad porque todo es descubrimiento. Experiencias que surgen paulatinamente y son lecciones de maduración y crecimiento humano.
A pesar de la presencia familiar, se aprende individualmente porque se va construyendo paulatinamente cada existencia, incrementando sentimientos, emociones y lecciones que tallan en el tiempo nuestra vida. Tiempo que conscientemente sin percibirlo va aumentando años en cada persona.
Se va asimilando para sí mismo: experiencias, tropiezos, lecciones, se es artífice del diseño y construcción de un recorrido valioso que constituye cada trayectoria como guía luminosa de la presencia existencial. En relación con sentimientos interiores y aspiraciones, individualmente se somete a las innovaciones que se presentan en cada avance del recorrido en el trajín de vida y pausado envejecimiento.
La maduración humana permite además tener la energía y decisión suficiente para superar con paciencia y constancia los desvíos y cambios de ruta, en la juventud sin sentir el paso del tiempo, en la adultez valorando cada minuto y en la vejez añorando y recordando el tiempo que pasó.
Se consume sin saborear sinceramente tiempo y edad; utilizando experiencias aprendidas en los escollos del camino, procurando en todo momento aplicar con certeza lo aprendido en momentos de acierto o desacierto, con saberes y aplicaciones lógicas, así hacer que en el elegido sendero se esté abriendo un claro futuro.
Mientras se disfruta de la juventud, desaparece el cansancio y se cuadruplica la energía no hay cansancio en las actividades que se hacen, hay deseo y ambición de seguir adelante con voluntad y fortaleza para continuar siempre con curiosidad, interés y emoción. El temor es superable descubriendo variados caminos, rutas y derivaciones para recorrerlos aprendiendo, estudiando y disfrutando experiencias nuevas y tentadoras.
Este pausado viajar de vida debe ser alegre, confiado y seguro orientado a ser fructífero y exitoso: proporcionando alegría, bienestar y dicha. Es un examen obligatorio, que impone aplicar conscientemente cada lección aprendida por capítulos de la vida, que guíen con certeza a la meta soñada y a la felicidad en la cotidianidad de cada persona.
Cada existencia tiene un brillante ramillete de opciones y posibilidades, que con conciencia y análisis se debe elegir, aplicar y poner en práctica. No se está solo en este recorrido, porque desde el nacimiento se tuvo un núcleo familiar y una comunidad que nos rodea, a quienes se puede y debe interrelacionar, para no divagar en solitario dentro del maravilloso paréntesis de vida que se recibió.
Gitana del Viento
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