En las lejanas y complejas épocas de la formación del planeta Tierra, este Planeta ocupó el tercer sitio de cercanía al Astro Rey. Se organizó en su redondez físicamente ordenada y alegremente con mares, ríos, valles y montañas, sin descuidar las cadenas de cálidos y decorativos volcanes llenos de energía calórica en su interior. Bellos y decorativos nevados coronando diferentes cimas.
Desde luego se esforzó mucho para adaptar la Tierra en su aptitud para la vida y dio espacios específicos para que albergue: vida animal, vegetal, micro y macroscópica; terrestre, acuática y aérea. Decoró toda su superficie alegremente con: valles, montañas, ríos, lagunas, valles, con espacios arenosos, rocosos y oscuros muchos de ellos aptos para el cultivo. Se formaron bellezas visibles y subterráneas.
Como Madre Tierra, no descuidó el preparar el hogar más completo y hermoso para albergar la Vida en toda su Expresión, empleando sabiamente: intercambio permanente de las virtudes específicas de cada lugar, con diferentes fines a ser descubiertos y utilizados por el hombre. Las Siembras Espontáneas se vistieron de verdor en muchas superficies terrestres, lección que fue valorada y aprendida por los antepasados humanos habitantes terrestres, que paulatinamente probaron y aprendieron también a cultivar cuidar y utilizar sus sembríos, decorando así con múltiples colores, bastos espacios del terreno.
Hay un cultivo muy nuestro, que es descendiente directo del brillante y dorado Astro Rey, es en realidad heredero auténtico de un específico rayo solar, que se enamoró de nuestra tierra y se posó decidida y alegremente en el detalle del maíz, que se da sobre la faz de terrenos altos cercanos al calor vivificante del sol, el Maíz por la forma de valioso joyero de la mazorca de sus frutos, recibió en cada uno de sus granos el dorado color de su “padrino Sol”.
El maíz tiene los pedacitos de sol en cada grano y transmite energía, salud y vitalidad a quienes lo consumen ya que posee: carbohidratos, proteínas, grasa, fibra, vitamina B1, es un hermoso ramillete vital de soporte de salubridad; que todos conocemos como mazorca de maíz, es endémico de las tierras sudamericanas y son sin lugar a duda el ambicionado y misterioso dorado tesoro, que buscaron antaño los conquistadores extranjeros.
Nuestros Abuelos Incas, tenían la certeza inequívoca de que somos hijos indiscutibles del Sol, por sus rayos luminosos y cálidos, que diseñaron amorosamente los múltiples colores de nuestros campos cultivados y también de los totalmente naturales.
De acuerdo con las siembras y cuidado humano, el Maíz crece generosa, permanente, luminosa y calladamente en su artística belleza y para demostrar su gratitud y reconocimiento al Sol: el Maíz posee los brillantes rayos que viven en sus granos y en su desarrollo con presentación perfecta de su valiosa mazorca. Orgullosamente la Mazorca de Maíz tiene además de su valor nutritivo, la pequeña presencia real y palpable del Sol en cada grano, siempre hay salud y la memoria eterna del generoso y cálido Sol de Vida para todos.
Gitana del Viento
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