Al contemplar con admiración los múltiples colores de las flores, o el oleaje verde que hace el viento en el campo de trigo tierno, se siente admiración artística por la perfección de la naturaleza, respeto por su armonía y belleza; pero sin pensar ni imaginar siquiera, que ellas brotaron y se formaron a partir de pequeñas y sencillas semillas que cayeron a la tierra.
No hay la certeza ni seguimiento de la ruta recorrida por las semillas, ni su origen seguro. Posiblemente cayeron a la tierra desde sus plantas o fueron sembradas por el hombre.
Sin embargo, otras plantas y frutos necesitaron del trabajo y sacrificio de una o más personas, que con esfuerzo abrieron el surco y colocaron la semilla.
Luego del trabajo y dedicación de sus cultivadores en un plazo de tiempo determinado por el reloj de la naturaleza, ofrecerá frutos dorados y maduros, que dan alegría, satisfacción y réditos a su dedicado sembrador.
Es indudable que una y otra semilla, trazó un camino de paciencia y esfuerzo en el interior terrestre en una lucha de vida por brotar sobre la tierra, madurar y crecer, hasta plasmarse en una bella flor o útil y sabroso fruto.
Tanto para la semilla que madura y se transforma, como para quien la cultiva cuida y espera, hay una relación mutua entre semilla-hombre que unen esfuerzos, paciencia y satisfacciones y con el transcurso del tiempo se convierte en una lección luminosa de vida en armonía.
Todas las personas entramos en nuestro mundo físico como tiernas semillas que al madurar paulatinamente ofrecerán frutos y gratificación para sus padres y maestros, para integrar con responsabilidad el fruto de una comunidad que espera y exige sus bondades y apoyo.
Como la savia que recorre los rincones de las plantas hasta dar flores y frutos, en las venas y arterias humanas recorre la nutritiva sangre que da vida y alimenta el entendimiento y sentimientos para continuar mejorando con la madurez de la existencia, hasta ofrecer la floración de persona preparada útil y valiosa para la sociedad.
Quien siembra la semilla de auto preparación con responsabilidad, entrega y superación, cosecha con alegría metas o éxitos, ejecuciones de importancia, un permanente crecer y retoñar.
Ofrece tú diariamente en tu entorno familiar, comunitario y social semillas de comprensión, paciencia, empatía y superación, siempre se posee esa facultad innata, desde luego sin duda habrá frutos de alegría, satisfacciones, ventura y sensación de ser útiles, pero únicamente tú te sabrás una mejor persona.
Gitana del Viento
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