El valioso regalo del vivir trae el obsequio de: sentir, pensar, aprender, realizar y crecer; en el camino de cada vida. Es un constante develar de cosas nuevas, visiones bellas, ambientes variados. Las dificultades están presentes ya que se está inaugurando un camino propio para ser transitado por cada uno. La vida.
Se penetra como persona en su dinámica como en un sueño y siempre se está segura de que es amplia y sin final; se considera dueño irrebatible de ella. Procurando disfrutarla, activa y permanentemente triunfante, contento o indiferente y triste. El tiempo con su carga de madurez transforma paulatinamente a cada uno y mientras se madura, hay cambios que sorprenden y afectan porque se sigue sumando años a cada existir. Con variaciones visibles e invisibles, pero omnipresentes para todos. Entonces se impone mayor esfuerzo, porque el camino al parecer es más difícil.
Con determinados eventos del vivir se comprende la finitud y fragilidad de la vida, conociendo el dolor, desconsuelo y despedidas definitivas. Se ingresa sin buscar en la soledad y el desconcierto, todos somos finitos y temporales, tenemos apenas un paréntesis de existencia.
Todas las personas pensamos en la vida, como un lapso de tiempo amigable y agradable; disfrutarlo es una existencia tranquila y a propósito se evade las preocupaciones y desencantos. En lo posible se huye de la desolación y sufrimiento y se soporta con inseguridad. No se asimila lo que hay que hacer; no tenemos respuestas para este giro inesperado de la vida.
Estas experiencias de la existencia duelen, pero dan comprensión, aprendizaje y análisis de cada uno. Eventos vivenciales que necesitan maduración, entendimiento y tolerancia. Es un encuentro consigo mismo, así se intuye que ciertamente ese es el sendero de la trascendencia, a través de remembranzas, sueños agradables, imágenes positivas, metas alcanzadas. Es la realidad que se debe comprender, asumir y aplicar tranquila y verdaderamente; motivándose a dar sentido a cada instante del presente, porque el futuro es incierto. La vida tiene un punto final para cada historia.
Se adquirirá optimismo, paz interior y deseo ferviente de honrar paulatinamente el breve paréntesis de cada existencia; alejado dudas y temores porque se descubrió la verdadera personalidad que sin ser palpable está en cada Yo interior, es individual para cada uno. Al descubrir los destellos del significado de la vida, se sabe que se es dueño de un espacio de vida en el mundo, con la oportunidad de darle la calidez de la felicidad. Hay sentimientos y emociones inmaterializados que están en cada corazón con vida auténtica; sin tiempo ni desgaste, esperando adquirir presencia en cada existir. Valoremos con honestidad: cada día somos propietarios absolutos de una vida remozada que palpita en un rincón de la mente y el corazón. Esperando dedicación y acción.
Gitana del Viento
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