En el diario vivir tenemos siempre variadas “clases/lecciones”: se aprende viviendo una experiencia, al cumplir un trabajo, al hacer una tarea……hay lecciones teóricas y prácticas de cumplimiento, honradez y solidaridad. Se está incluido en investigaciones y consultas del buen vivir; cuidado de la salud y vida sentimental.
Se rinde exámenes sin horario ni aula; acerca de reacciones emocionales, comportamiento comunitario, autoestima y decisión; paciencia y tolerancia, definitivamente se está descontando en forma permanente cada cuota de vida, en actividades cotidianas.
Hay ocasiones que se disfruta de una o varias lecciones/aprendizajes y otras que se siente cansancio y tedio; no falta la pérdida de interés/entusiasmo, que interrumpe cada rutina y hace más complicado alcanzar una meta, peor aún: descuidar y olvidar nuestras aspiraciones.
Hay un ingrediente “mágico” guardado muy en el interior de cada persona, una pócima que espera ser descubierta y mejor utilizada, está al alcance de todos: es la alegría aplicada a toda actividad realizada. Por difícil que se presente el desafío, si lo matizamos con alegría, el cerebro se despierta y activa las iniciativas que se multiplican, el entusiasmo permite avanzar más y mejor.
Usando el ingrediente alegría en el día a día, en cada desempeño personal no hay dificultades o tropiezos que detengan el avance; ni comentarios que disminuyan sus alcances. El recorrido será agradable y motivador para los que nos rodean, creando un ambiente de optimismo y buen rendimiento en todos los aspectos.
¿Cómo internarse en la magia de la alegría? basta considerar lo efímero de nuestro paso por la vida y lo irreversible de cada minuto que pasa, sobre todo reconocer el toque de suavidad que todo lo transforma al realizarlo en verdad, alegremente.
Tener alegría a flor de piel, desvanece dudas y facilita la verdad y aún la dureza de una experiencia se ablanda en presencia del entusiasmo, nacido en la gratitud sincera y muy humana por la alegría de vivir.
Gitana del Viento
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