Toda familia integrada con cariño y en el tiempo, es una bella comunidad humana; además de padre y madre, sus fundadores; hay dos o más hijos/as. Son materia prima para forjar personas útiles de bien y desde luego, es uno de los desafíos serios que nos presenta a las parejas la existencia, porque hay la transición obligatoria que presenta: que además de ser los generadores y formadores del hogar dentro de los parámetros de cariño y respeto, debemos esforzarnos para ser luz y guía de vida satisfactoria y dichosa, de nuestros vástagos. Esta responsabilidad es una difícil prueba para todos (padres y madres), establece el cultivo con ternura y cariño de respeto y entendimiento entre seres humanos, para su apropiada integración en la comunidad, brindando con el ejemplo en el día a día: sencillez, paciencia y solidaridad. Inculcar con afecto y dedicación el ejemplo de: la seriedad, convicción y la responsabilidad en toda tarea, practicando cotidianamente en casa la consideración y respeto mutuos, aplicar la honestidad y decencia en toda acción. La Familia y sus valores es una labor desafiante en cada hogar, comprometido con entregar a la sociedad y al mundo: seres humanos íntegros, responsables y felices por la calidad de vida aprendida en la calidez del hogar; gracias a padre y madre responsables y conscientes que con afecto y devoción pusieron la semilla del bien, y los valores del cumplimiento, entrega y la cuidaron afectuosamente para generar: Auténticos Seres Humanos de Eficacia personal y colectiva con responsabilidad, ejemplo y cumplimiento oportuno.
No debe descuidarse la necesidad de inculcar en nuestros hijos/as, el saber defender sus principios en cualquier circunstancia y lugar, al margen de los procesos vitales que se presenten, con la obligación de actuar responsablemente todo el tiempo, desarrollando respeto, compasión y solidaridad para otras personas, con entusiasmo, decencia, consideración y aceptación. Indudablemente el cariño ofrendado a ellos será entregado luego como un símbolo de la hermandad humana.
Los niños/as y jóvenes en general, requieren además de la formación académica que preparan las instituciones y colectivos para subsistir decentemente en el futuro, también debe ser guiados hacia los valores humanos de una sociedad civil: amar y respetar al prójimo, cooperar con otros en proyectos y ejecuciones, actuar responsablemente en lo que le soliciten y/o en propósitos colectivos, de utilidad comunitaria. Saber tomar decisiones acertadas y morales siempre, guiando en lo posible hacia la consecución de un objetivo noble. La juventud que crece y se desarrolla desde su formación hogareña, con ejemplos y realidades factibles y decentes, orientadas hacia el desenvolvimiento en el futuro, crecen y cultivan valores consistentes, fuertes y positivos. Así serán con certeza felices y destacados en su vivir cálido y rendidor, como valiosos adultos. Indudablemente la guía familiar hogareña, para nuestros hijos/as, como soporte básico de satisfacción, dicha y logros con recorridos exitosos y llenos de conquistas, beneficios y tranquilidad existencial, felicidad mutua de las personas más valiosas, que nos encargó la Vida y que se supo guiarlos oportuna y acertadamente.Ya que sus progenitores estuvieron amorosa, apropiada y sabiamente: orientando los valores familiares.
Gitana del Viento
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