Cuando como personas valoramos el medio ambiente en que se vive, asociado con la interrelación humana respetando la sabia interdependencia comunitaria, se genera el espacio ideal para el florecimiento de la perfección y belleza del vivir social.
Es prioritario el papel del ser humano por su capacidad de ejecución, de realizaciones y creaciones útiles y aplicables en el día a día, son ejecuciones de una ruta futura de apoyo y progreso hacia el mañana, basados en avances científicos y tecnológicos que se aplican con seguridad y certeza, por el amplio conocimiento actual de las personas.
Sin embargo, estos avances fantásticos y útiles demuestran gradualmente: el aislamiento personal que se está generando entre los seres humanos, porque se es cautivo de la tecnología y la ciencia. Se evidencia pausadamente la indiferencia ante el sufrimiento ajeno, se ignora el atropello manifiesto, se va modificando el sentimiento personal primario que sin percibirlo o valorarlo, está generando seres solitarios e indiferentes a las necesidades de sus semejantes.
Estamos a tiempo para recuperar la integridad y sentimientos similares entre humanos, con solo detenerse a pensar, en las personas que sufren por falta de trabajo y salud; se van consumiendo de desnutrición o abandonan la tierra en donde se nació y creció.
En todos nuestros semejantes hay un corazón que palpita, con el mismo ritmo que sentimos en cada interior y sin lugar a duda, hay en sus venas como en las nuestras: roja sangre, que fluye cuando hay heridas. Se siente por igual dolores y frustraciones similares, también se dibuja por igual la sonrisa y satisfacción con la alegría y logros alcanzados o dificultades superadas. Es cierto que, al mirarnos en un espejo se refleja cada imagen humana del rostro personal tranquilo y que al fijarnos en los ojos de los que nos rodean, encontramos la calidez de la amistad y cariño. Pero en más de una ocasión se descubre en los ojos de nuestros semejantes, el callado reflejo de dolores y frustraciones, por amarguras cotidianas de carencias y abandono.
Si se asume que el Yo del espejo, está también en nuestras colectividades, que sufren por las injusticias sociales e igualmente reflejan el aislamiento. Apreciemos honesta e interiormente: el sentir en cada uno de ellos, con mente y corazón, para poder percibir o valorar su vida auténtica. Apreciemos en cada uno, todas las duras circunstancias de vida que también podrían ser nuestras. Cuando nos identifiquemos con su vida y sufrimientos, se habrá descubierto que la soledad vivencial que nos entrega la tecnología y la electrónica se desvanece ante la solidaridad y comprensión de sus vivencias. Desaparecerá el aislamiento; porque se ha comprendido el sentido real de la hermandad humana.Al percibir el desconsuelo ajeno de los humanos hermanos pobres y abandonados. Si nos identificamos con veracidad, esto borrará de nuestra mente y corazón, la Soledad y Tristeza Tecnológica: porque al hermanarnos con sus vidas, sentimientos y amarguras, se abrirá una ruta de emociones y reconocimiento humano profundo, que nos dará sobradas razones, para no sentirnos solos y ser útiles o copartícipes, en la renovación o apoyo de vida, hacia el semejante que sufre.
Gitana del Viento
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