Al pensar en el recorrido de la Vida Personal, normalmente se analiza lo concreto de cada camino de Vida, percibiendo en solitario: la verdad de lo efímero de nuestra presencia en la inmensidad de la ruta existencial, se la percibe con inquietud y preguntas sin respuesta de este límite, pero sabemos que siempre ya tiene establecido el tiempo de caducidad.
Esta inquietud humana natural, debería encender el motor vital que guíe y canalice todas las acciones hechas y por realizarse, mientras nos encontramos activos, en una trayectoria limitada; que está recorriendo permanentemente en el tiempo y el espacio, y es concreta para todos los seres vivos y humanos. Valorando conscientemente lo efímero de este caminar individual, hay que canalizar conscientemente: todas las acciones y actitudes personales, en cada una de las etapas de la maduración personal.
Se impone para todos y cada uno: Sembrar una actitud que active y canalice la dirección apropiada del vivir y aprender, recorriendo provechosamente en el tiempo disponible, dentro del sendero establecido: elegir existir y aprender las lecciones de la Escuela de la Existencia Humana, para avanzar y alcanzar la materialización concreta de logros y metas, que aportarán a la verdadera felicidad de la vida buscada que merecemos, desde luego: procurando no tomar en cuenta, el final al que llegará de todos modos a todos los seres vivos.
Cada amanecer nos pide con su luminosidad artística: ser sensibles a aprendizajes de experiencias y lecciones, que silenciosa y pausadamente nos va dando la Vida en el tiempo, un espacio vital que debe cubrir una sola ruta establecida, para seres vivos y personas.
Manejando conscientemente y aprendiendo las pequeñas y grandes cosas, que pausada, paulatina y constantemente nos ofrecen los años: experiencias, conocimientos, sentimientos y sabiduría, trazándose desde luego, con nuestro apoyo cotidiano: forjemos un camino grato de perfeccionamiento y satisfacción humana, alejando tranquilamente la sensación de su distancia y límite. Sin percibir en absoluto todo lo negativo; sino exclusivamente los fines establecidos individualmente, guiándonos a la ejecución y felicidad que merecemos y cultivaremos cada uno.
Iniciemos constante, permanente y cotidianamente, el aprendizaje de las pequeñas y grandes experiencias que se viven, ya que pausadamente y con constancia nos enriquecen en conocimientos, sabiduría, experiencias en la existencia individual; puesto que es la oportunidad invariable de buscar el perfeccionamiento, que nos ofrece el transcurrir del tiempo, brindando paz y tranquilidad para cada vida presente.
Consideremos siempre la responsabilidad de todos/as, de aplicar lo mejor de la capacidad individual que se posee para complementar, ampliar y disfrutar: vida, acción, satisfacción y aprendizaje, sembrando y cosechando los frutos generadores de: metas, unificando superación, alegría, aprendizaje y logros; factores necesarios e indispensables, para amplificar la sensación inigualable: de sentirse felizmente con vida útil.
Desde luego “Sin olvidar en ningún momento”, el provecho y actuación de cada lapso de vida, al continuar buscando y tratando de alcanzar metas mientras se vive: alegría, esfuerzo, felicidad, crecimiento y logros, oportuna y apropiadamente: dentro de la limitada Ruta del Vivir.
Gitana del Viento
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