La interrelación entre las personas con las plantas y o vegetales: crea varios sentimientos silenciosos: pero auténticos; porque hay doble relación: acercamiento e identificación muy especial entre los concernientes por: conocimiento, valoración de afecto, admiración, cuidado constante y oportuno.
Siempre hay la percepción sentimental: asombro, sorpresa, afecto, paciencia, en los “Inter contactos” de los dos seres vivos “diferentes”, que se van conociendo: son los seres humanos con los múltiples vegetales, flores, hierbas, frutos. Nos emociona el color de las flores y el arte de sus pétalos, hojas verdes o coloridas, están: en maceteros, espacios especiales y jardines. Hay gratitud vegetal, por el sitio que se les da a las plantas en cada hogar: nace la paz y confianza. Todas: plantas y vegetales ofrecen al medio ambiente: belleza, colores, afecto y vitalidad compartida, en cada múltiple floración y/o frutos que nos entrega.
En cada lugar: se admira su bello y sabio crecimiento multi color, sus diversos tamaños y cualidades que les hacen lucir artísticas y vitales. Las plantas en general: transmiten sentimientos de fe y esperanza, colores de alegría y paz, donde se encuentren. Su mensaje silencioso es de regocijo, tranquilidad y confianza. Su artística belleza natural, con callados y coloridos mensajes de esperanza y cariño, para las personas que las tienen.
Hay plantas curativas específicas y valiosas, que pueden cuidar la fortaleza humana con sus bondades innatas; dando cualidades benéficas, para el bienestar y salud personal. Son plantas, en todas partes conocidas y utilizadas, desde siempre: como apoyo medicinal y curaciones variadas. Hay una planta especial no muy alta, valorada en muchas culturas, considerada: religiosa y mágicamente curativa: Es la Ruda, (Rutaceae) un arbusto no grande, de hojas color verde grisáceo; olor fuerte con pequeñas flores amarillas verdosas. Tiene un aroma diferente: no muy agradable.
Utilizadas ancestralmente: en la búsqueda de suerte y paz, en sahumerios y ramos de “limpieza”. Dicen que trae suerte si se coloca la ruda, en una maceta/suelo, en el lado derecho de la puerta de ingreso al Hogar. Es tóxica en infusiones concentradas. Es resistente y útil, nativa de Europa. Su olor es fuerte y duradero, hay en varios lugares de la Sierra Ecuatoriana. Planta algo sensitiva y delicada, si se la toca o arranca: da un olor especial.
Mi esposo buscó la ruda por mucho tiempo, para sembrarla, con la advertencia de que: la ruda muere cuando la arrancan. Pudo sembrarle en el suelo del mini jardín al lado derecho de la puerta de nuestra casa. Le cuidó con constancia, afecto y paciencia. Creció a un tamaño normal, con sus hojas verde grisáceas; flores amarillo-verdosas y su olor especial. Al rozarle: desprendía su aroma particular. Cultivada, cuidada y floreciendo, se mantuvo varios años; bonita y vital. Por alguna sensación o contacto: emitía su especial olor, tal vez con gratitud evidente. Así dio a la familia su oloroso reconocimiento y aprecio: sensaciones especiales e inolvidables.
La sensibilidad de la ruda; evidenciada cuando falleció súbitamente su Padre y Dueño (mi Esposo). Al siguiente día de su entierro: la ruda se marchitó encogiéndose, sus pequeñas hojas se secaron, con un color gris marchito, sus ramas se caían, palideciendo y secándose. La ruda: sintió la ausencia de su Sembrador, como nosotros: abandonados, sin el jefe de Familia. Vimos: la dolorosa despedida de la Ruda a Él. La planta querida sintió y percibió el vacío, sufrió: perdiendo su color y fortaleza.
Con tristeza, soledad y agonía sin su Sembrador. He palpado la sensibilidad de plantas conocidas. Pero la Ruda de Casa: no sólo congoja y sufrimiento: solidaridad de familia, cariño y gratitud. Comprendí su apoyo a nuestra tristeza. Esperaba: el cuidado con presencia de su Padre, que ya no estaba: También murió ella.
Gitana del Viento
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