Cuando el astro rey se esconde detrás de gigantescas y oscuras nubes, el clima se torna frío y triste y se siente la necesidad de calor, abrigo y claridad. Entonces recordando a los primigenios ancestros, procuramos acudir al calor que brinda el fuego desde el interior de una chimenea.
La energía calórica que desprende la leña seca y encendida es un cálido abrigo de coloridos brillos, suave movilidad de llamas y el cuchicheo de las chispas, que siempre ascendiendo dan un mensaje de aspiraciones humanas y elevados sueños por alcanzar.
Para lograr esta fantástica y cálida visión se aplicó un inicio interesante: el prender el fósforo por rozamiento en su caja, transmitir a los leños esa luz y calor, organizarlos para que compartan en el tiempo algo parecido al abrigo que nos da el sol sin costo alguno.
Similarmente en el interior del cuerpo de la mayoría de los seres vivos, está presente el calor vital que se alimenta y crece con el cuidado personal, pero sobre todo con el cultivo de ideales y aspiraciones que nacen, viven y se incrementan en mente y corazón en la trayectoria de madurez y aprendizaje. Estos pensamientos son como la leña que inicia y mantiene luz, movilidad y calor.
Al alcanzar una meta en la vida, nos brindará con certeza una sensación especial, una forma de calor interior que nos ampliará la visión del futuro. La dulce tibieza de la cotidiana satisfacción personal nace del fuego vital que recorre nuestras venas y la brillante realización como persona. Es decir, es producir el fuego que dará sentido especial a cada vida, en el pausado recorrido por los años.
Sin embargo:
¿Se persevera lo suficiente con el fósforo de las capacidades o habilidades que se poseen?
¿Hay constancia para intentar una y otra vez, hasta lograr un propósito o para insistir en una meta, con el calor suficiente para repetir lo que sea necesario, hasta lograr un objetivo?
¿Hay la chispeante capacidad de mantener el optimismo y perseverancia en la lucha por llegar a una meta?
¿Hay en cada corazón el calor que se irradia cuando el interés de superación es permanente en el pensamiento y el trabajo?
Definitivamente con la calidad de vida se está cultivando el fuego de la motivación y acciones, para alcanzar un recorrido vivencial noble y útil.
El fuego cálido, luminoso y vivificador de ser mejores, es un calor indispensable personal y dentro del grupo humano que nos rodea o en que nos encontremos; es una energía invisible e interior que espera por cada uno de nosotros; sólo hay que saber encenderlo o reiniciar cuantas veces requiera, insistiendo en el propósito para conseguir lo anhelado y esperado en cada trayectoria de vida.
Gitana del Viento
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