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Gitana del Viento

EL AIRE QUE RESPIRAMOS


La respiración es un bello y vital proceso de silenciosa interrelación entre la vida y la muerte, no se puede dejar de hacerlo para apoyar cada existencia y disfrutar la vida. Este proceso tiene dos participantes activos: los seres vivos y el aire. La burbuja estable que nos rodea a todos es una capa gaseosa indefinible, sin color ni olor que envuelve silenciosamente toda la Tierra, es el espacio especial para dar y mantener la vida, se llama Aire. Es un mágico espacio gaseoso compuesto de O2 oxígeno gaseoso, N2 nitrógeno gaseoso y Ar argón también gas, considerando el aire impoluto.

Con características propias de cada gas se encuentran en armoniosa y estable cantidad y no reaccionan entre ellos, propiciando con su presencia el desarrollo de la Naturaleza y Vida. Aire es símbolo de movimiento, posibilidad de vida y durabilidad existencial para quienes estamos rodeados por él. Los tres gases del aire ofrecen con su presencia en nuestra Tierra un sabio ciclo que mantiene niveles aptos para la vida en el equilibrio de su consumo y renovación. Intervienen las plantas que reciclan los gases con usos balanceados del gas inicial y luego procesado. Reciben y dan el vital oxígeno y entregan óxido carbónico en la fotosíntesis, constituyéndose en generosos procesadores del equilibrio gaseoso apto para la vida. El suelo se encarga de procesar y fijar el nitrógeno ambiental, nutriente fundamental de los vegetales. El noble argón está en cantidad mínima que completa los componentes del aire cualitativamente. Es inspector de trabajo de sus compañeros gaseosos.

El papel de cada gas es característico de cada uno en el aire. El oxígeno por sí mismo es muy agresivo: oxida los metales, apoya los incendios, pero es valioso en la oxigenación celular. El nitrógeno y el argón son inertes en condiciones ambientales y amortiguan la agresividad del oxígeno. Lo que facilita la combustión pasiva de los procesos vitales en el interior del organismo, así como la temperatura. En temporada húmeda y cerca de ríos, lagos y mares se incorpora al aire que se respira el vapor de agua que humedece la mezcla gaseosa, y respiramos normalmente en todo momento.

Los gases componentes del aire tienen comportamiento químico variado: el nitrógeno gaseoso (N2) es liviano y sin olor ni color, es lento en las reacciones y por eso se lo llama inerte, en cambio el muy activo oxígeno gaseoso (O2) combustiona rápidamente en contacto con una chispa, generando incendios es comburente, y el tranquilo argón (Ar) que no reacciona y es uno de los gases nobles químicos.

En el aire que respiramos estos tres gases tienen presencia cuantificada así: 21% de O2, 78% de N2, 1% de Ar. Considerando un aire no contaminado. Porque las acciones humanas sin analizar las consecuencias incorporan gases perjudiciales, como los óxidos carbónicos y los variados óxidos de nitrógeno y azufre, también se incorporan las partículas pulverulentas muy pequeñas que flotan en el aire. Este deterioro del aire no se valora debidamente y tampoco se controla el daño que se hace permanentemente y aun así nos preguntamos: ¿Por qué tantas enfermedades nuevas nos atacan?


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