Al caminar en las múltiples rutas de la vida, se es capaz de adoptar actitudes que hacen del espacio vital un monótono trajinar noche y día, sujeto a acciones que se repiten y se enmarcan en una rutina que impide la real valoración de los eventos.
Considerando individualmente que cada día es una hoja en blanco, para que sea impresa con las labores individuales y diarias que realiza cada persona en quien hay un yo único y trascendente; conviene organizar ese espacio de vida para hacerlo especial e inolvidable.
La sensación de responsabilizarse a llenar un espacio en blanco con autoría inspira temores, vacilaciones e inseguridades; también dudas acerca de la aptitud para hacer lo correcto y escribir lo merecido. Se está desestimando o se desconoce, la amplia dotación de capacidades/habilidades, inteligencia lúcida, voluntad firme que se trae al nacer, desaprovechando la oportunidad y novedad de enfrentar y cumplir con el desafío.
Al abrir los ojos, luego del descanso nocturno; es indescriptible lo que captan los sentidos en sonidos, color e imágenes. Indicando desde las primeras horas de la mañana que se está preparado y listo para tomar el espacio del nuevo día con amor, respeto y confianza. Simplemente descubriendo con curiosidad y certeza, las necesidades y posibilidades que hay, empleando apropiadamente la potencialidad innata a cada problema que se ofrezca en el momento, con creatividad para eliminar la monotonía es el desafío diario.
Al comprender el regalo de 24 horas de tiempo a disposición de todos en cada amanecer es compromiso personal de decidirse desde temprano, aceptar con optimismo la hermosa posibilidad de vivir seriamente como seres particulares y únicos, a cargo de un día especial que es sólo de cada uno para diseñarlo de la mejor manera.
Cumpliendo así honrosamente el desarrollo cotidiano, con el premio mayor de la satisfacción y tranquilidad de vida.
Gitana del Viento
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