En el diario recorrido de cada vida, se atienden y realizan múltiples actividades cotidianamente: trabajar, estudiar, el hogar y la familia, manejo económico y social…actividades que preocupan y agotan a cada persona, porque hay que seguir cumpliendo con todo lo impuesto, obligado o repentino. Es difícil por la presión del tiempo tener un espacio para evitar la impaciencia.
Hay una productiva semilla de vitalidad y tranquilidad que se debe cultivar en sí mismo, es la Serenidad que brinda la oportunidad de sembrar un estado de ánimo tranquilo y sosegado en los momentos difíciles que se presentan. Requiere de la voluntad personal y razonada sin deprimirse, molestarse, enojarse, poniendo una reflexión tranquila, pausada y cuidadosa, sin minimizar o engrandecer los problemas y circunstancias que se están viviendo.
Al parecer la Serenidad es apta para personas con escasa dificultades y problemas, y no es así porque la vida ofrece desafíos permanentemente como parte del existir, y nos ha dotado a todos de la capacidad para afrontar los problemas. La factibilidad de aplicarla radica en la forma de reaccionar ante cualquiera de ellos.
Es indispensable dar el merecido valor a la Serenidad, considerando la imposibilidad de abandonar las ocupaciones obligatorias, tampoco es útil crear un nicho de tiempo para meditar largamente o esperar que alguien asuma nuestros problemas. Cada tropiezo se ve más complicado y difícil con el pasar de tiempo, que además agrega más confusiones e inseguridades.
Hay el afán emocional de hallar la solución de manera rápida y sin complicaciones, pero lo que menos se tiene es tiempo largo y apropiado, hay tensión e inseguridad, mentalmente, dudas en sí mismo con abundancia de sugerencias y supuestas soluciones, añadiendo ansiedad y desconcierto.
La Serenidad no es simple deseo con impulsos que alejan el pensamiento racional sin respuestas, privando a la inteligencia natural de dilucidar soluciones concretas. Es una semillamágica. Pero para utilizar y aplicar la Serenidad, se necesita el respaldo de personas conocedoras y de confianza. Concentración personal honesta del problema, con un análisis concreto y actividad rendidora, apropiada y oportuna.
Se alimenta esta siembra vital entre amigos, no se debe dejar de unirse a disfrutar de la alegría de nuestro entorno, que mejora el ánimo y da voluntad y confianza en cada uno, compartir y aprender de quienes nos rodean la actitud positiva que lleva a soluciones apropiadas. La Serenidad hace de cada uno, una persona que convierte y maneja sus emociones con razonamiento lógico, aleja el pesimismo y fortalece cualidades y conocimientos adquiridos. La Serenidad descubre dentro de sí mismo la capacidad de afrontar apropiadamente cualquier dificultad o problema de cada existencia humana, con pasos acertados que ofrece Ella a todas las personas. Con solo cultivar y disfrutar de la inmensa belleza de la vida, aplicando Serenidad a menudo, se alcanzará verdaderamente la auténtica Armonía Personal.
Gitana del Viento
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