Las nevadas y altas montañas que se observan en el paisaje que rodea la serranía, presentan una hermosa visión de grandeza y pureza ambiental, cuando las contemplamos destacadamente dibujadas en el firmamento de fondo azul despejado, en tiempo de verano y días asoleados especialmente.
Al mirar desde una altura a nuestra ciudad al anochecer, se ve una oscura y densa nube cubriendo edificios y viviendas resaltado por líneas luminosas del movimiento automotor. El contraste entre estos dos ambientes que se contempla con indiferencia es un llamado de auxilio y voz de alerta de contaminación, debería ser escuchado y atendido con responsabilidad.
En estas observaciones cotidianas hay claros mensajes de advertencia del medio ambiente a sus habitantes, hay que meditar y hacer una reflexión personal y honesta:
¿Cuánta participación efectiva tiene cada uno en lo que significa el cuidado del entorno, para preservar la limpidez original de la naturaleza no contaminada?
En el otro extremo personalizando ¿Cuánto se aporta cada día en el ensuciar y dañar, sin pensarlo ni responsabilizarse del único y acogedor lugar que es nuestro planeta?
Has considerado conscientemente que estamos acabando permanente y sostenidamente con el único sitio conocido, apto para la vida que tiene límites naturales de tolerancia. Es un sentido erróneo de autodestrucción, encaminándonos de forma irreversible hacia la corresponsabilidad de destrucción y posible desaparición de la especie humana.
No existe la sapiencia global ni la responsabilidad total, siempre estaremos en la fase de aprender y comprender la correlación social y ecológica. Hay que conocer y estudiar los factores que nos rodean. Es obligatorio concienciar a todas las personas la realidad de secuenciar la vida con seria asimilación y respeto a toda la naturaleza cercana o lejana.
La enseñanza básica y prioritaria de aprecio y cuidado de la naturaleza sembrará en mente y corazón la conciencia humana, para comprender el valor e importancia de cuidar con dedicación lo que tenemos en el presente que se heredará para el futuro, un mundo mejor y armonioso. Empezar es lo correcto con la reparación de los daños infringidos, restauración de los destrozos y sobre todo concienciación del manejo serio del entorno natural y comunitario.
Se empieza en casa y en familia, en cada aula escuela/colegio y compañeros, tu hogar y parientes, puedes o trata de esforzarte siendo el ejemplo colocando en todos ellos una semilla valiosa de inquietud y compromiso, con certeza dará frutos que se multiplicarán en el mundo porque la conciencia humana también se contagia.
Seamos protagonistas y actores de la reconquista de una vida sana tanto en el ambiente como en responsabilidad y conciencia humanas. Actuemos desde hoy, el tiempo no espera.
Gitana del Viento
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