En la interrelación humana, hay un mágico puente que acerca sutilmente a las personas; es el diálogo entre ellas que descubre: coincidencias, experiencias personales, aspiraciones y debilidades propias de cada vida.
Si en esa unificación de sentimientos y ensoñaciones que se descubren “hablando” hay el ingrediente de comprensión, sinceridad y afecto, no faltará nunca la respuesta oportuna, el consejo sabio, el interés auténtico y desde luego: el apoyo. Se establece así el fluir de la comunicación e inter conocimiento y la sensación de compañía y seguridad.
En cada conversación de amigos honesta y verdadera, hay pensamientos y experiencias comunes, ideales semejantes; sueños factibles; que siembran inquietudes y brindan posibilidad de ejecuciones motivando al trabajo conjunto por un ideal común.
La inter relación entre seres humanos, es una ruta de “doble vía” porque se da y se recibe, rinde beneficiosos frutos de consideración, respeto y amistad, al manejarlo con delicadeza, libertad, tolerancia y entendimiento entre dos o más amigos, se pone de manifiesto la certeza del valor personal mutuo, entre los interlocutores.
En la colectividad o grupo al que se pertenece, las oportunidades del diálogo son varias e incontables; con réditos enriquecedores de madurez y alegría, conocimiento y sabiduría. Sin embargo, actualmente ha disminuido este enlace y olvidado o simplemente se ha ignorado este lazo de comunicación entre personas, cortando el hilo de acercamiento entre pares; creando una densa niebla de individualidad y aislamiento. Es más cómodo rápido y elegante, usar el celular o la “compu” para comunicarse inmediatamente sin movilizarse.
Para reinaugurar o recuperar la natural armonía de la vida en el día a día, es indispensable retomar las tertulias/charlas, confidencias y el acercamiento humano, que eliminan estrés y soledad, dando más luz al día y paz interior a cada uno; salud, confianza y contentamiento entre amigos, familia y conocidos; un espacio auténtico de vida emocionalmente estimulante.
Si bien el tiempo no retorna, utilicemos el diálogo en cada presente con recuerdos y memorias disfrutadas o compartidas, participando y ayudando así a recuperar la comunicación y renovar la confianza olvidada o perdida, remozando el conocimiento y respeto mutuo; así como transmitiendo la madurez adquirida en el tiempo, con el ingrediente irremplazable de sinceridad, veracidad, consideración honesta y mutua.
Así van a construirse entre los seres humanos que nos acompañan, un aliciente en la vida, un núcleo de afecto y paciencia; siempre que se cultive y cuide la amistad en el tiempo para mantener así permanentemente buenos y confiables amigos; compañeros irremplazables de cada caminar, con la seguridad de gratos acompañantes en nuestro viaje existencial.
Gitana del viento
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