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Gitana del Viento

COMPARTIENDO TERNURA


El ser humano es ante todo un ser social porque integra el grupo comunitario y por ello, normalmente pertenece a un entorno en el que hay relación entre vecinos, compañeros, amigos y semejantes, de esta forma toma conciencia de su personalidad y desempeño.


Obtener mientras se vive con esfuerzo un desarrollo progresivo como persona requiere entre otras cualidades: la comunicación permanente y sincera; la solidaridad y el respeto para todos en el manejo de la amistad como cimiento sólido de un grupo social.

Cuando nos identificamos como amigos, se tiene muchísimos sentimientos y emociones para compartir, otras para discutir y algunas para censurar, con distintas novedades por descubrir o aprender, se forma así un puente que da significado e ilusión al diario vivir. En esta fase de toda existencia humana debe florecer y compartirse ternura; mensaje dulce y eterno del corazón, cuyo palpitar vivifica con la calidez que ella transmite y da sentido a cada uno.


Despojémonos y alejemos la rigidez de ideas aprendidas y permitamos fluir con la interrelación cotidiana: el respeto y la estimulante delicadeza del trato mutuo, esto anida callada y tímidamente en nuestro interior y debe brotar en cada acción, provocando siempre un sentimiento recíproco lazo de unión entre amigos de verdad.


Se debe compartir generosamente los sentimientos reales que se viven y perciben. Hay que prodigar con largueza la ternura: entre familiares, amigos y conocidos así la sociedad mejorará, nadie es inmune al poder transformador de los afectos puros.


La ternura nacida de la valoración y aprecio a nuestros conocidos es una vertiente inagotable de sentimientos que apoyan, vivifican y siembran seguridad y confianza.

Da vida a quien lo recibe y enriquece a quien la ofrece, lo mejor de todo: existe una fuente interna o surtidor inagotable de ella en mente y corazón de toda persona esperando brotar hacia quienes nos rodean en la existencia.


Definitivamente el hombre es un ser social, tiene sentido de superación humana el compartir emociones y sentimientos dentro de grupos comunitarios que se presentan en las diferentes etapas del existir. Es un proceso de conocimiento mutuo, consideración y respeto mientras nos identificamos, más al profundizar y conocer cada sensibilidad o recorrido de vida, se cultivará: aprecio, cariño, bondad y paciencia para comprender y apoyar en las debilidades identificándonos y disfrutando de las fortalezas compartidas.

Nos enternecen los bebés y toda persona tiene en lo profundo del corazón la sed de la ternura que le arrulló en su infancia, a pesar de ser adulto el mágico toque de sentir nuevamente la ternura: suavizará tristezas, mitigará dolores, brindará siempre valor para seguir adelante, vivamos en armonía y dicha Compartiendo Ternura.


Gitana del Viento

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