Con la base humana en el conocimiento y aplicación de los principios aprendidos del diario vivir: sociales, religiosos, familiares, interrelaciónales; se adquiere con certeza la conducta correcta aprendida, que se debe mantener y aplicar en todo momento y lugar a lo largo de cada vida.
Cultivando la Coherencia: este valor humano capacita en múltiples cualidades individuales como saber cumplir con verdadera eficacia las obligaciones que se presentan, en cada trayectoria existencial, que requiere y necesita el ser responsable y honesto tanto en las relaciones interpersonales, como en el cumplimiento apropiado de compromisos adquiridos.
Es indispensable manejar la responsabilidad individual, así como la honestidad en las relaciones interpersonales, que generan personas sinceras, responsables y confiables capaces de ejercer un liderazgo positivo individual. Son ajustadas lecciones de vida, como un medio para fortalecer el carácter, el cumplimiento y realización correcta de lo necesitado o solicitado, generando prudencia y un comportamiento verdaderamente auténtico; Coherente.
No es posible ni sencillo ser coherentes, puesto que se es susceptible a la influencia de personas y lugares que se asisten. El temor nos hace callados, evitando contradecir la opinión errada, o simplemente comportarnos según el medio que le rodea y en el que se encuentra; evitando en lo posible contradecir opiniones equivocadas y adoptando el comportamiento de acuerdo con el medio, para no quedar mal ante nadie. Pero eso no es coherencia.
No es siempre factible o sencillo formar el criterio personal acertado, si no somos capaces de defender los principios que rigen nuestra vida. La Coherencia es el valor que nos moldea para ser personas firmes en principios y en las acciones que concuerdan con nuestros compendios.
Aplicando este valor de la Coherencia, se es capaz de cumplir con verdadera eficacia las obligaciones adquiridas. Se impone el ser honesto y responsable tanto en las relaciones interpersonales que se requieren, como en la ejecución de lo solicitado, desde luego: hay que ser por principio confiables, sinceros y oportunos, para transmitir una dirección positiva personal, es la fortaleza del carácter que descubre la prudencia junto al comportamiento realmente auténtico. La Coherencia es la demostración permanente de la correcta conducta en todo momento, que fortalece el carácter y genera un bello desarrollo de vida.
Estos principios deben constituir la fortaleza individual que cultiva y mantiene la conducta correcta, que se debe tener en todo momento y experiencia existencial; que dan eficacia en todas las acciones y realizaciones. Siempre se impone ser honesto y responsable, tanto en las acciones realizadas, como en las relaciones interpersonales defendiendo siempre los principios que rigen cada vida.
Lo mejor para ser Coherentes: es mantenerse firmes, aún a costa del cargo, opinión o amistad que aparente o realmente están presentes. Es difícil formar cada criterio y carácter si se es incapaz de defender los principios que rigen nuestra propia vida, pero que indudablemente se puede y debe transmitir al realizar todas las actividades que se presenten, con la seriedad y capacidad efectiva de acción; ya que con el ejemplo es factible despertar y cultivar el manejo de la Coherencia en todos y cada uno de los capítulos da cada existencia y sobre todo entre las personas que nos rodean.
Gitana del Viento
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