Mientras los años se van acumulando sin descanso en cada vida personal; los recuerdos ocupan varios espacios para revivirlos: en los tiempos libres, en los insomnios, en las conversaciones…. Están siempre presentes en momentos variados de cada existencia.
Envejecer, etapa obligatoria del ser vivo que no siempre alcanza a todos, proceso real e irreversible que significa en verdad: vivir en el ayer, ignorar el hoy y temer el mañana, basados en las experiencias y conocimientos adquiridos: vivencias, sentimientos, valores y creencias archivadas en cada interior; joyas que deberían entregarse siempre a quienes nos rodean. Debe ser un legado obligatorio entre las personas, dirigidos hacia quienes conocimos temporal o profundamente en cada trayecto de vida transitado.
En el avance de la caminata de cada existencia: los cumpleaños se suceden con mayor frecuencia, con la madurez brota sabiduría y experiencia atesoradas con el tiempo; diariamente y silenciosamente nos guía al análisis de la ruta elegida: ¿Qué se ha logrado?…. ¿Qué ha fallado?....Sueños cumplidos o aún acariciados. ¿Qué huella se ha marcado en los grupos humanos que se conoció o nos rodearon?
Sí, se logró y compartió: seguridad económica y comodidad de vida. Múltiples festejos y regalos; que se pierden con el tiempo y que de todos modos: dejan un espacio vacío de sentimientos, afecto, empatía o comprensión.
Sí, se alcanzó éxito profesional y reconocimientos; con ausencia de la calidez en el hogar, básicamente en soledad total sin legar ejemplos, afectos o lecciones de vida que se entregan normalmente en el núcleo familiar unido y amigos cercanos.
Sí, se tiene amigos y conocidos temporales sin haber brindado el espacio para dar algo más que una charla. No se llegó al consejo experimentado y sincero, a la guía oportuna, ni a la comprensión auténtica de sus inquietudes de angustia, necesidades o aislamiento. Es tan fácil entregar y obsequiar cosas materiales con emoción efímera y del momento, pero lo físico desaparece se desgasta y se pierde en el tiempo. En realidad no deja huella como lo hace un verdadero sentimiento afectuoso y sincero de amistad y solidaridad.
Cada vida es un elaborado cofre construido por cada uno, acumula enseñanzas que perduran es lección permanente de esfuerzo y principios que no desaparecen. Es una trayectoria imborrable de caminos difíciles pero realizables y posibles a pesar del transcurrir del tiempo. ¿Se ha dedicado algo de él para compartirlos voluntariamente entre quienes realmente necesitan?….
Interioricemos honesta y verdaderamente cada uno: analizando y cuantificando el significativo legado entregado a los seres queridos oportunamente. Lo que está aguardando enseñar. El tiempo para ser compartido con ellos es cada vez más limitado. El espacio existencial de cada vida se acaba para seguir posponiendo la gratitud que se le debe a la Vida Recibida.
Gitana del Viento
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