Existe en toda persona una cualidad emocional, que se debe disfrutar y sembrar en cada uno de nosotros: la Conciencia del Espacio de Vida que nos pertenece, la sentimos y manejamos individualmente a medida que maduramos. Sólo entonces se analiza y valora la temporalidad existencial, tanto como la obligación de dar de sí mismos lo mejor, mientras se recorre la trayectoria de vida, establecida para cada uno.
A pesar del análisis existencial, el transitar por ella pierde un valioso significado de vida plena, si se actúa y realiza todo como seres solitarios y aislados. Se resta de este modo la auténtica sensación vital generando vivencias en reclusión, como sepulcro invisible que nos mantiene marginados.
Es apreciable y valiosa la interrelación humana que descubre sentimientos, habilidades y desde luego hay un potencial que desconocemos de hermandad, comprensión, interrelación con una clara aureola de sentimientos y emociones, que complementan una existencia tranquila. Se conoce y comparte entre amigos/as alegrías y tristezas, triunfos y derrotas, éxitos y fracasos, dentro de un bello circulo de hermandad entre varias personas, que se constituyen en cálidos y gratos respaldos, pacientes escuchas, y solidarios hermanos.
La experiencia que va presentando cada vida, crece y se ennoblece en el círculo de amigos, que disfrutan y se concuerdan con tus logros y metas alcanzadas. Y la tristeza y dolor, se atenúa al compartir con ellos que sienten y que al unísono aprecian como hermanos nuestras penas y fracasos.
Contemplar un manantial natural, es una forma bella y concreta de relacionarla con la amistad, ya que agua que brota del fondo de la tierra en pequeños saltos que empujan la arena y arremolinan la tierra, permanente, bella y pausadamente todo el tiempo renuevan con el movimiento del agua, su inquieto fluir suave y constante de agua y arena sin descanso, como la auténtica amistad sincera, permanente y desinteresada, que no se fastidia o cansa comprendiendo y refrescando el corazón del amigo/a.
Hacer el recorrido vital aislados del mundo y las personas, hará de ellos/as seres solitarios, tristes y desconfiados, la Vida carecerá de sentido y el caminar por sus senderos constituirá un esfuerzo grande, con sensación de castigo y fría soledad, en un árido espacio terrenal.
Descubramos el manantial de paz, tranquilidad, alegría evitando sumergirse en el aislamiento de la vitalidad y dicha. Es el momento apropiado para pensar en alguien más allá del Yo, creando un mágico puente de amistad y apoyo, que brinda calor y comprensión en todo instante, y constituye un manantial perenne de vida, satisfacción y logros compartidos confiada y alegremente en esta vida.
La amistad se mantiene firme y atemporalmente cuando tiene bases de comprensión, solidaridad y cariño. Es nuestro bello manantial de vida tranquila.
Gitana del Viento
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