El día era brumoso y frío la claridad mañanera despertó a los seres vivientes el ambiente se llenó de sonidos de vida: aves con sus alas en vuelos rápidos, pichones reclamando comida, terneros “llorando” vacas mugiendo y el repetitivo caer de tímidas gotas de lluvia. Todo auguraba un día invernal, frio completamente nublado: como el corazón o mente humanos cuando aprisiona silenciosamente: preocupaciones, sufrimientos, debilidades o fracasos.
Las horas con su incansable avance dieron un toque de brillo al día y la llovizna huyó prontamente mientras la suavidad de la brisa abrió una ventana entre las nubes: la luz y el calor del sol alcanzaron con un cálido beso a la tierra poniendo múltiples y alegres colores en campos, flores y árboles así como artísticas sombras en las pendientes de las inmensas montañas.
Lección sabia de la Naturaleza señalando la importancia de confiar en el devenir del tiempo, con su carga de novedades: útiles y oportunas, indescifrables y misteriosas, así como los tropiezos del existir guiando con claridad hacia la paciencia fe e interés en el esfuerzo para superarlos. Mirar adelante y aspirar a una meta se asocia con infinitud o lejanía aparentemente inalcanzable; pero hay mensajes y lecciones que se rubrican en el movimiento de las nubes, porque grafican infinidad de ideas, estímulos y esperanzas en el lienzo profundo del firmamento.
Detengámonos en su lectura, consejos e interpretación cada vez que haya dudas o temores, están en las alturas como todo ensueño, son nubes grises o blancas por la mañana sin detenerse como la vida. Se tornan amarillo/rojizo al amanecer o atardecer como ofrecimiento o promesa de futuro, con suaves pinceladas de infinito. Son imponentes como grandes nevados de algodón dificultades que asechan. Tímidas cual frágiles copos de nieve son esperanza. A veces solas otras superpuestas y la mayoría con caprichosas formas propias, siempre comunicando estímulo acción y confianza.
De la belleza y perfección aérea visible diariamente se debe aprender: su pausado y constante movimiento que en cambiantes imágenes recorre distancias; no descansan buscando su meta y objetivo sin darse por vencidas, adoptan transformaciones en los caminos de su eterna ruta estelar.
Cuando parecen gigantescos personajes o animales visualmente exponen los desafíos que siempre son de proporciones impresionantes, pero con el paso del tiempo son superados con su constante movimiento y desaparecen.
La vida exige: no detenerse o amedrentarse y avanzar. Cuando la nubosidad es un rebaño de blancas ovejas indica nuestra pertenecía a una comunidad a la que debemos apoyar, siendo mejores y útiles, al caminar dan un delicado matiz artístico al cielo con delicadas y transparentes volutas como las ilusiones que habitan en el corazón de toda persona.
Gitana del Viento
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