El desenvolvimiento de la vida tiene una trayectoria incierta y novedosa, en otras palabras; nada está establecido como evento fijo y siempre cada día es nuevo para cada uno. Así, con cada instante de la existencia se van uniendo y fortaleciendo eslabones que configuran cada persona y se determina cada papel en el teatro del vivir.
Somos autores y ejecutores directos únicos de los aciertos y/o errores, responsables exclusivos de triunfos y/o fracasos, sólo se debe aspirar e iluminar el camino con el brillo permanente de un sueño por alcanzar. Así la ruta elegida se hace transitable, y tiene el poder de fortalecer debilidades, brindando estímulo y satisfacción en los anhelos secretos e interiores.
Tener un objetivo de vida es la luminosa estrella que ofrece un sueño factible; una ilusión que matiza la cotidianeidad ameniza cada día y permite disfrutar cada minuto de nuestra vida. Pero si el sueño cintila como lejana estrella en el infinito, tenemos y debemos buscar los instrumentos que nos acerquen a su luz. Increíblemente todo lo necesario están en nosotros mismo: una actitud básica y optimista de asumir lo buscado alcanzado o logrado, cumpliendo con responsabilidad y constancia los pasos que se van dando y nos acercarán a él.
Para llegar al anhelado futuro imaginado, hay que ascender con certeza por múltiples escalones de entrega cotidiana, sin vacilaciones construirlo y realizarlo personalmente con el ingrediente fundamental de cumplimiento serio y oportuno, es decir hacer a tiempo bien y seriamente lo que se debe cumplir.
Se es responsable y garante de todo trabajo individual, por el resplandor de la meta que se está forjando en cada compromiso o deber adquirido, aplicando siempre dedicación y energía en todas las labores confiadas. Sólo entonces, se estará ascendiendo con seguridad la escalera de vida y tiempo; guiados hacia la consecución del ensueño que se adquiere al ingresar al mundo.
Asumir y desarrollar cada existencia como un compromiso con responsabilidad con la especie humana y la naturaleza, indudablemente coloca a todos y cada uno en propiedad del papel indiscutible de actores comprometidos de cada paso, esfuerzos y logros que se harán durante el itinerario en el tiempo que se dispone.
Alcanzar ilusiones y el sueño largamente acariciado mientras transcurren las diferentes de etapas de cada existencia; impone la superación cotidiana tanto material como espiritual para desarrollar honesta y verdaderamente cada grata ordenación del vivir.
Estimular constantemente el sueño ideal que yace dentro de cada uno palpitando al ritmo del corazón y estímulo cerebral, desafía por tanto a todos a cultivar: mente, corazón, cuerpo y vida misma, con lo mejor que ella nos ofrece y se merece, constituye la receta ideal infalible para alcanzar lo aspirado y merecidamente disfrutar de “cada particular sueño”.
Gitana del Viento
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