Hay momentos en cada vida, en que se necesita hallar quien comparta: sentimientos armónicos, tenga paciencia para escuchar y comprensión a los semejantes; definitivamente alguien que tenga emociones, ideas y desde luego inquietudes similares a las nuestras.
Una Actitud Tolerante que justifique acciones y reacciones de los actos que se presentan en el día a día de todo ser humano; está ligada a la tranquila comprensión y atención paciente y pausada de los porqués y razones de los hechos. Descubriendo estímulo, motivos o circunstancias del suceso; que van más allá del entendimiento normal que manejamos todos.
Sin embargo, en esta Actitud Tolerante no basta el enterarse de detalles, se necesita algo más del interior de cada uno de nosotros, como: respaldo, soporte y comprensión de lo sucedido. Hay que ser Tolerantes, que es diferente a ser Condescendientes, como si no hubiera pasado nada. Tolerancia es una virtud que se manifiesta en la confianza hacia los demás, respaldando en la superación de obstáculos, reparación de equivocaciones o errores del momento.
Cada uno debe condicionar su pausado entendimiento y respaldo, según lo obtenido por la persona con esfuerzo y dedicación, para cumplir oportunamente con lo apropiado. Considerar tranquilamente actos y sentimientos de los demás, hay que destacar la fragilidad que hay en todos nosotros, identificando siempre la posibilidad de cometer errores similares, más todavía, viviendo o percibiendo sentimientos momentáneos de temor, inseguridad y pesar.
La posibilidad de que las emociones presentes en el tropiezo no faciliten la resolución del problema, surgen cuando los sentimientos y alteraciones del momento disminuyen la capacidad de reflexión humana, que interfiere verdaderamente en las resoluciones apropiadas, que además guían: el hacer, hablar y actuar con actitudes discordantes. Cuando alguien solicita verbalmente: comprensión, entereza, conciencia y advertencia o demuestra materialmente su deseo de respaldo, espera de nosotros: consejos, ideas y/o soluciones viables, que sembrarán en su mente y corazón tranquilidad y sobre todo la visualización concreta, de la solución de sus tropiezos e inquietudes.
Comprender no equivale a sentirse similar a los demás, ya que la Tolerancia es el resultado de pensar, razonar y participación real en sus dificultades. Por ello es indispensable: no ser jueces de lo hecho, no calificar lo actuado, lo correcto es diferenciar situaciones voluntarias de las accidentales y reaccionar, buscando opciones y factibilidad de remediación con acuerdos compartidos. La Actitud Tolerante es parte del diario vivir con todas las personas, en detalles simples y oportunos; es un acto natural, saturado de entendimiento, generosidad y paciencia. Ya que así se aprende a tener confianza en los demás, que nos convierte a todos en general, en persona valiosa de alta estima, que está lista y dispuesta para ser útil y es a quien siempre es factible recurrir con certidumbre en diferentes circunstancias, con la convicción y certeza de su apoyo.
Gitana del Viento
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